En 1986 la Academia Serbia de las Artes y las Ciencias denunciaba que los únicos que no tenían derecho a usar su lengua eran los serbios que vivían en territorios bilingües, reclamaba la primacía de la lengua serbia como lengua común de todos los yugoslavos, atacaba a los ‘particularistas’ como antidemocráticos, y protestaba ante la opresión económica de Serbia por Eslovenia y Croacia.
Desencadenó un proceso de imposición de la mayoría serbia sobre las minorías nacionales que incluyó la limitación y recuperación de las competencias ‘autonómicas’, la supresión de la autonomía, el blindaje de la supremacía serbia, condenas judiciales a los desafectos, agresiones verbales y físicas, y, cuando las naciones minoritarias optaron por la independencia, el ataque militar.
Ya vemos cómo ha concluido: Serbia no ha podido impedir ninguna independencia, se ha estancado económicamente, está aislada internacionalmente, y se debate entre la miseria moral y la pobreza.
Algunos españoles están iniciando este camino y de la actitud agresiva y los insultos han pasado a las amenazas y los incidentes violentos rojigualdos. Son un tigre de papel, sólo conseguirán el colapso de su nación.
Estamos en la Unión Europea y no pueden utilizar ni la violencia militar ni golpes de Estado o legislativos, España tiene demasiado que perder y no puede ganar, ni por las buenas ni por las malas, contra la voluntad democrática de las minorías nacionales. Lo hicieron con Primo de Rivera y Franco, ahora no pueden.
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